El cómico Joe Frisco era un hombre temeroso. Cuando viajaba, andaba siempre temeroso de un atraco.
Una vez que llegó a altas horas de la coche a un hotel de Pittsburgo, buscó nerviosamente entre los armarios, bajo la cama y tras las cortinas, para asegurarse de que no hubiese nadie al acecho para quitarle la cartera.
Luego echó doble cerrojo a la puerta. Tras echar una última mirada al cuarto de baño, apagó la luz y se acostó.
Ya en la oscuridad, como precaución final, dijo en voz alta tapado hasta el cuello: "Otra vez en Pittsburgo y otra vez más pobre que una rata".
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